Otras Historias

jueves, 8 de marzo de 2018

POR QUÉ APOYO LA HUELGA FEMINISTA


Mi padre, que era un hombre muy sabio, me enseñó, entre muchas otras cosas, que antes de tomar una decisión, debía conocer todos los datos.  Siempre me decía que en una situación de conflicto, debía escuchar a todas las partes y después tomar una decisión o formarme una opinión. También me enseñó a ponerlo todo en una balanza para intentar ser lo más justa posible. A distanciarme para intentar ser objetiva y a utilizar el razonamiento lógico.  Así que, siguiendo las enseñanzas de mi padre, y de mi madre también, una vez visto, leído y oídos todos los argumentos, he decidido apoyar la huelga feminista.
Dicho lo cual, parto de la base del respeto a las libertades individuales algo que también me enseñaron mis padres ―, así que quien no quiera apoyar la huelga, está en su derecho y lo respeto. Lo triste es que hay mujeres que apoyan la huelga pero su situación no les permite hacer un paro, lo entiendo y las apoyo. También respeto a aquellas que no la hacen porque no les da la gana. Si toman la decisión libremente, es totalmente respetable. No podemos criticarlas por hacer lo que lo que quieren. Pero lo que ya me resulta más difícil de digerir, son algunos argumentos que se dan para no sumarse a esta reivindicación, y en los últimos días hemos escuchado auténticas barbaridades.  Para mí es evidente que también existe una corriente muy crítica, por no decir de acoso y derribo, contra las feministas, negando lo evidente. Claro que esto no es nuevo, si las mujeres «nos salimos del tiesto», nos atacan. En fin, nada nuevo bajo el sol. De todas formas, parece que no se entiende muy bien lo que significa el feminismo.  Feminismo es Igualdad. Pero igualdad real, no sobre el papel. Que hombres y mujeres tengamos las mismas oportunidades. Y queremos a los hombres a nuestro lado, sin ellos, esto tampoco sería posible. Queremos compañeros, no protectores.  No luchamos contra los hombres, ni mucho menos los odiamos, luchamos contra un sistema establecido que nos infravalora o nos exige mucho más que a nuestros compañeros, y no me lo invento, los datos están ahí. Vaya, me acabo de dar cuenta que, además de feminista, ahora también soy antisistema…
Durante muchos años me he dedicado a la consultoría de recursos humanos, así que me inclino más por la selección  del talento. El sistema de cuotas no es lo deseable, pero sí ha sido y es necesario. Si no fuera por eso, las mujeres seguiríamos en inferioridad de condiciones, por mucho que algunas personas no quieran verlo.  
No sé de dónde se han sacado que nos «victimizamos». Nooo, nada más lejos de la realidad, somos cada vez más luchadoras y peleamos por lo que creemos que es justo.  Las mujeres estamos cada vez más empoderadas y, por suerte, somos cada vez más conscientes de nuestros derechos.
Por otro lado, he leído algún alegato explicando que las mujeres decidimos, que hacemos lo que queremos y bla bla bla…  Y estoy de acuerdo en parte, pero es que el hecho de que haya mujeres que no se sientan discriminadas por su sexo, no significa que no haya muchas otras que sí lo están y por eso luchamos. Gritamos por nosotras y por todas aquellas que no tienen voz o que están sufriendo y, por desgracia, son muchas. Esto es lo que se llama sororidad, concordia entre mujeres que implica un reconocimiento mutuo, plural y colectivo. Y que levante la mano la mujer que no ha sufrido alguna vez y en sus propias carnes algún episodio de acoso sexual, de discriminación laboral, desigualdad o críticas feroces por sus decisiones…
También he leído por ahí que esto se soluciona con educación, no con huelgas. Bueno, también estoy de acuerdo en parte… En la parte que habla de la educación. Es más, eso ya lo dijo Mary Wollstonecraft allá por el siglo XVIII, y varios siglos después, seguimos en las mismas.  Por desgracia, la educación en igualdad no se consigue de un día para otro. Y, en cualquier caso, todo lo que estamos viviendo en estos momentos, es otra forma de educar. Nunca antes se había hablado tanto de la situación de las mujeres, que es otra manera de concienciar, aprender y comprender. Porque sin las luchadoras que nos han precedido y las que ahora gritan por sus derechos, yo no estaría escribiendo esto, lo más probable es que ahora mismo estuviera en la cocina preparando la comida para mi marido… 


Intentemos ser objetivas, haceos las siguientes preguntas:

¿Hay más mujeres asesinadas por sus parejas que hombres? SI
¿Hay más mujeres maltratadas que hombres? SI
¿Las mujeres sufren más acoso sexual que los hombres? SI
¿Se juzga a las mujeres víctimas de una violación? SI
A pesar de que hay más mujeres universitarias que hombres ¿Hay más hombres en puestos directivos que mujeres? SI
A igual puesto de trabajo ¿las mujeres cobran menos que los hombres? SI
¿Hay más mujeres en el paro que hombres? SI
¿Las mujeres se ocupan mayoritariamente de las tareas del hogar? SI
¿Critican a las mujeres que no quieren ser madres? SI
¿Despiden a las mujeres cuando se quedan embarazadas? SI
Y podemos seguir para bingo hasta el infinito y más allá…
Por eso, y por muchos otros motivos, me sumo a la huelga feminista. Porque falta mucho camino por recorrer y debemos hacerlo juntas y unidas y porque, para conseguir una igualdad real,  también necesitamos a los hombres a nuestro lado. Porque todas y todos juntos podemos hacer un mundo mejor.



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