Los padres de Samantha Elliot acaban de morir y ella se encuentra en Nueva York, huérfana, divorciada y sola. Su casero, Michael Taggert, recibe el encargo de cuidarla y de hacerle cumplir la única condición impuesta por su padre para percibir su herencia: buscar a su abuela, desaparecida en Louisville cuando era ella apenas una chiquilla.
Michael es un hombre apuesto y encantador, dotado de una energía contagiosa. Sin embargo, le cuesta llegar al corazón de Samantha.
Mientras intentan desentrañar el pasado familiar de ella, se verán enfrentados a los obstáculos que les impiden encontrar el camino que podría unir sus vidas.
He de reconocer que Jude Deveraux no es santo de mi devoción, sin embargo, con este libro, he conseguido congraciarme con ella de alguna manera y ha conseguido mantener mi interés a lo largo de todo el relato.
“Dulces Mentiras” no es sólo una historia de amor, también está aderezada con una intriga que no se resuelve hasta el final, aunque a lo largo de la narración nos va dando claros indicios. De todas formas, el misterio de la desaparición de la abuela de Samantha y su resolución es un tanto previsible.
Lo mejor de esta historia es su protagonista masculino, porque es de esos hombres que “enamoran”. Michael Targgett posee todas las cualidades que ha de tener un buen héroe. Extremadamente atractivo, posee una inmensa fortuna, es un tanto impredecible, tierno cuando ha de serlo y duro cuando las circunstancias lo requieren. Es un hombre honesto y de buen corazón aunque bajo una apariencia de “pillo encantador”. Divertido, inteligente y, sobre todo, muy paciente.
Y paciencia necesita a toneladas para soportar las peculiaridades del carácter de Samantha. Si bien es cierto que la joven no ha tenido una vida fácil ya que ha sufrido demasiadas muertes en su entorno y se encuentra completamente sola, lo que la lleva a mostrarse extremadamente reservada, desconfiada y, por momentos, apática; tampoco encuentro demasiada justificación para su clara hostilidad hacia Mike que no hace más que tratarla en todo momento con delicadeza y educación, aún cuando desde el principio intenta seducirla, siempre es respetuoso y considerado. Se enfrenta a él constantemente, especialmente en la primera parte de la historia y en ocasiones de manera bastante desagradable e injustificada. En mi opinión, la autora describe una mujer con cierta inestabilidad emocional que va mejorando, afortunadamente, a medida que avanza el relato gracias a la paciencia y el amor de Michael.
Jude Deveraux nos sumerge también en una historia surgida en el pasado con gánsters, mentiras, secretos y peligros que relacionan e implican a ambos protagonistas en el presente y los llevan a vivir una serie de situaciones un tanto complicadas que pueden hacer peligrar su seguridad. Ambos se sumergen en una investigación que les hará comprender, especialmente a Samantha, muchas cosas de su historia familiar. Gracias a ello, Sam consigue de alguna manera reconciliarse con su pasado y librarse de algunas pesadas cargas que asolaban su corazón. Algo, por otro lado, completamente necesario para poder vivir plenamente y feliz junto a Mike.
Por otro lado, otra de las cuestiones que me dejó un tanto perpleja es que desde el principio la autora se recrea en la intensa atracción sexual que existe entre Mike y Sam, el cortejo del protagonista y la seducción de la que hace objeto a la joven; sin embargo, cuando ésta finalmente se resuelve, prácticamente lo pasa por encima y le dedica “cuatro frases” para concluir este tema. Personalmente opino que si le da tanta importancia al sexo durante la fase de cortejo, debería haberse explayado más en el relato de su primera relación íntima y no contarlo de manera tan breve; sobre todo por la importancia que para ambos tiene este hecho. Él porque desea intensamente a Sam y ella porque tiene algunos problemas para asumir su sexualidad.
En definitiva, opino que “Dulces Mentiras” es un libro entretenido, que mantiene el interés durante todo el relato y se puede pasar un buen rato leyéndolo.
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