miércoles, 8 de septiembre de 2010

"EL ARTE DE LA SEDUCCIÓN" - Melanie George

A Parris Sutherland le importan poco los cotilleos que giran a su alrededor después de que la dejaran plantada ante el altar. Está demasiado ocupada con un nuevo proyecto: disfrazarse de “Lady Escrúpulos” para hacer justicia entre los mujeriegos que plagan la alta sociedad. Pero al mismo tiempo trata de resistirse al deseo que despierta en ella el hombre que la protegió en su niñez, Dominick Carlisle, que ha regresado a casa después de ocho años.

Al nuevo Duque de Wakefield no le interesan demasiado las aristocráticas obligaciones que le han endosado. Preferiría desenmascarar a Lady Escrúpulos, sobre todo si eso lo distrae de los sentimientos que le insipira Parris y que tanto tiempo lleva sofocando, y de los sueños que lo acosan desde una noche de bochorno que pasó con una joven misteriosa mucho tiempo atrás. Pero cuando Dominick descubre que todas las mujeres que ocupan su mente son una sola, Parris jura enseñarle a esa picaruela una lección sobre seducción que la llevará justo hasta el altar.

Confieso que he descubierto a Melanie George recientemente. Me gusta su prosa ágil e ingeniosa, relata bien los sentimientos y sus romances están llenos de sensualidad. En este aspecto me recuerda a Nicole Jordan, porque sus historias son, de principio a fin, relatos de pasión, deseo y lujuria y creo que ambas destacan en este terreno de manera elegante y sin caer en lo obsceno o chabacano. Probablemente, el aspecto sensual de sus novelas es lo que hace interesante a ambas autoras.

En cuanto a “El Arte de la Seducción”, se trata de una novela amena y entretenida; aunque, en mi opinión, no llega al nivel de “Seducir a una Doncella” o “Los Buscadores de Placer”, ambas historias mucho más originales que esta. La base de su argumento me recuerda a “La Antigua Magia” de Lisa Kleypas y a “Una vez un Libertino” de Rona Sharon, porque trata el tema de un amor que se forja casi desde la infancia y que se ve interrumpido por las circunstancias. Pero no alcanza la maestría de la Kleypas en cuanto a la profundidad de sentimientos o en la capacidad de Rona Sharon para describir a los personajes.

Uno de los aspectos más interesantes de este libro es que, al inicio de cada capítulo, hay una cita de algún poeta o escritor famoso. Así nos encontramos con Shakespeare, Lord Byron, Rudyard Kipling o Francis Bacon entre otros, lo que es de agradecer. Precisamente la cita del primer capítulo, de John Collins, creo que es la que define toda la historia: “La mitad de los errores de la vida surgen de dejarnos llevar por los sentimientos cuando deberíamos pensar, y de dejarnos llevar por la cabeza cuando deberíamos sentir”.

Eso es lo que le pasa al protagonista, tanto es así que en ocasiones me daban ganas de cogerlo de la pechera y decirle “¡¡pero espabila de una vez hombre!!”. En este aspecto el argumento no se sostiene, porque Dominck mantiene relaciones con una desconocida “disfrazada” con un antifaz, que no le cubre el rostro completamente, y no sabe que está besando a su amada Parris. Además, el muy torpe llega a la conclusión de que a quien ha hecho el amor es Anabelle, hermana de la protagonista y que no se asemeja en nada (ni en físico ni en forma de ser) a la joven protagonista. Si tanto la ama y tanto la conoce ¿cómo es posible que no sepa quién es la bella desconocida ni lo descubra por sí mismo hasta que no se lo dicen?. Esta inconsistencia hace que la historia flojee un tanto.

Por otro lado, otro de los temas que me dejaron un poco vacía es “Lady Escrúpulos”. Considero que es una buena idea crear una especie de vengadora de las mujeres víctimas de los libertinos. Alguien que busca justicia para las de su género es, cuanto menos, una idea original. Al leer la reseña creí, inocente de mi, que dicho personaje tenía cierta relevancia en la historia, pero apenas se le menciona ni desarrolla un perfil claro, no llegamos a saber con exactitud qué es lo que hace y, sin duda, no aprovecha el juego que esta dama podría dar al relato de los acontecimientos. Lamentablemente, “Lady Escrúpulos” es un personaje inconcluso .

No obstante lo anterior y aunque pueda parecer lo contrario, “El Arte de la Seducción” me gustó. Es un libro ameno, en ocasiones ingenioso y fácil de leer. Además de los protagonistas, tiene algunos personajes interesantes y divertidos como Jason, mejor amigo de Dominick y algunos realmente odiosos como Anabelle, hermana de Parris. Sin duda es una hermosa historia de amor, con momentos emotivos y profundos, una gran sensualidad y un bonito Epílogo.

“Hay en tí todo lo que creemos de los cielos,

asombroso fulgor, pureza y verdad,

alegría eterna y amor imperecedero”


Thomas Otway

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