Él no podía negarse
John Parker-Roth no cree que el matrimonio sea necesario para alcanzar la felicidad. Prefiere continuar dedicando su atención a la horticultura, pero si encontrara a una mujer que compartiera su pasión por las plantas, una mujer sensata y tranquila, puede que entonces reconsiderara esa opción. Pero seguro que esa bella mujer que acaba de caer en su regazo no es ella, porque no posee ninguna de esas dos admirables cualidades. Aunque es cierto que la Señorita Margaret Peterson tiene muchas cosas a su favor. Para empezar es una verdadera Señorita inglesa, que se ruboriza adquiriendo un exquisito color rosado. Y además no va completamente vestida. Su boca carnosa pide a gritos que la besen. Ojalá no se moviera de esa forma. Oh, Dios mio. Imposible ignorar la repentina visión de ella en su cama, aunque eso sería lo correcto.
¿Qué? ¿De verdad le estaba pidiendo Meg que la besara?. Bueno, bueno. John Parker-Roth es un verdadero caballero por encima de todo y por lo tanto no puede negarse a la petición de una dama.
John Parker-Roth (Parks) es un Caballero serio, más bien soso y un tanto aburrido. Así es como lo ve todo el mundo, incluida su familia. Toda su pasión la orienta única y exclusivamente a las plantas. Es un reconocido horticultor y sólo es feliz en el campo. Va a Londres una vez al año obligado por su madre, ya que ésta insiste en encontrarle una esposa a su hijo. Él no muestra ningún interés por el matrimonio. Cuatro años atrás su prometida (Lady Grace Belmont - “El Barón Desnudo”) lo dejó plantado ante el altar, ese abandono, unido a la humillación sufrida ante toda la sociedad le dejó una profunda huella de la que no es capaz de recuperarse.
Margaret Petersen (Meg) es, como Parker-Roth, una experta horticultora. Está decidida a encontrar un marido y si no puede ser su adorado Parks, le vale casi cualquiera. Por ese motivo decide buscar a su futuro esposo de una manera un tanto peculiar... llevándose a los posibles candidatos a la parte más oscura de los jardines para besarlos. Este inusual método le lleva a sufrir una delicada tesitura con Lord Bennington, pero aparece su adorado Parks para salvarla... aunque con ello, los que se ven en una situación muy comprometida son ellos dos.
A partir de ese momento, nos encontramos con una serie de situaciones, algunas de ellas muy comprometedoras y muchas de ellas divertidas. Finalmente se ven obligados por las circunstancias a casarse para salvar, no sólo la reputación de la Señorita Petersen sino también la reputación de él. Es evidente que Parks y Meg están hechos el uno para el otro. Ella es la única persona que considera a John como alguien apasionado e interesante. Para él, Meg es la única mujer que puede hacerle perder el control y su pasión por ella supera a la pasión que siente por sus adoradas plantas. La tensión sexual está presente durante todo el relato; aunque, como en el resto de la serie, no se resuelve hasta el final.
Me gustaría hacer una mención especial a la madre de Parker-Roth y su extravagante amiga la Señorita Witherspoon. Ambas juegan un papel importante en el desarrollo de la historia y nos ofrecen algunos diálogos muy divertidos.
Otra cuestión importante en este libro es la mención de otras historias de amor paralelas. Lady Beatrice y su mayordomo Alton finalmente tienen su propio final feliz rompiendo todos los convencionalismos de la sociedad elegante. La hermana de Meg, Enma, Lady Knightsdale y su esposo Charles (“El Marqués Desnudo”) aclaran de una vez por todas su propia historia de amor. La odiosa Lady Felicity también encuentra su propio final feliz.
“El Caballero Desnudo” me pareció el más divertido de toda la saga. Está lleno de comentarios irónicos y realmente consiguió hacerme reir en varias ocasiones. No obstante, no consigo ver la profundidad de sentimientos que relatan otras autoras, tampoco hay intensidad o la percepción de que estás viviendo un amor imperecedero. En mi opinión es como el resto de la serie, un libro sin grandes pretensiones más allá de un entretenimiento temporal.
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