martes, 7 de septiembre de 2010

"ENGAÑO" - Amanda Quick


Incapaz de educar a sus traviesos sobrinos y deseosa de disponer de más tiempo para dedicarse a su verdadera pasión, la búsqueda de antiguas leyendas y tesoros, Olympia decide contratar a Jared Chillhurst como tutor de los pequeños. Sin embargo, el apuesto Jared no resulta ser lo que parece: bajo la apariencia de un hombre ilustrado, se oculta el Conde de Flamcrest, que se ha introducido en la vida de Olympia con un único objetivo: descubrir un antiguo mapa que indica la situación de un tesoro escondido por uno de sus antepasados. Movido, en principio, por intereses económicos, el Conde de Flamcrest descubrirá en la belleza de Olympia el poder de la pasión.



Antes de comenzar mi crítica, he de aclarar un pequeño error en la sipnosis (copiada literalmente del libro). El protagonista se llama Jared Ryder y es Vizconde de Chillhurst. El Conde de Flamcrest es su padre, Magnus Ryder y él es el heredero al condado.

 
Sin duda, “Engaño” tiene el sello inconfundible de Amanda Quick. Su estilo literario es fácilmente reconocible. Puede que sus novelas no posean la intensidad de otras autoras, o la profundidad de sentimientos que caracterizan a determinadas escritoras; no obstante a mi siempre me agradan sus historias y nunca dejan de sorprenderme. En este caso, nos volvemos a encontrar con una mujer atípica y un protagonista masculino muy especial.

 
A Olympia Wingfield se la describe como una mujer extraña, rara. Cuando sus padres fallecen, pasa un tiempo de pariente en pariente hasta que, con 10 años, llega a casa de sus tías Sophy e Ida (aunque sólo Sophy era familiar suyo, Ida era la mejor amiga y compañera de su tía). Ambas mujeres le ofrecen, no sólo un inmenso cariño, sino también una excelente educación en latín, griego, geografía e historia, entre otros temas. No obstante, obvian voluntariamente, aquellas materias más propias de la época, como bailes de salón, bordado, música o habilidades sociales. Se podría decir que Olympia se crió en una biblioteca y esta estancia está presente a lo largo de toda la novela. Casi parece que es un “personaje” más de la historia. Todo ello convierte a nuestra protagonista en una mujer fuera de lo común. Inteligente, culta, estudiosa y apasionada por antiguas leyendas. Ella misma se define como “una mujer de mundo”, lo cual es curioso porque nunca salió de su pueblo y carece de experiencia mundana. Olympia es inocente, ingenua, inteligente, culta y con una franqueza refrescante. Todo ello supone una mezcla encantadora y divertida. A todo ello hay que añadir que, desde hace un tiempo, se ocupa de tres “sobrinos” huérfanos (hijos de un primo) , que convierten su tranquila vida en un caos absoluto...

 
Por mediación de Artemis Wingfield (tío de Olympia, viajero y aventurero) aparece en Meadow Stream Cottage Jared Ryder, Chillhurst. Aunque su apariencia es la de un pirata (parche en el ojo incluido) es un hombre de negocios. Su vida se rige por el reloj y su agenda. Es metódico, ordenado, frío y autocontrolado. Su propia familia le acusa de carecer del “fuego de los Flamcrest”. Desde los 19 años se ocupa de las finanzas familiares ya que tanto su padre (Magnus) como su tío (Thaddeus), descendientes de un bucanero, han demostrado sobradamente que son incapaces de gestionar adecuadamente su propio dinero. En cuanto ve a Olympia (su sirena) cambia sus planes y decide ofrecerse como maestro de los niños...

 
A partir de ese momento, cambia la vida de los habitantes de la casa y comienza una historia con una trama que gira en torno a un tesoro escondido. Nuestros protagonistas son dos incomprendidos que, cada uno en su mundo, han sentido la soledad y el saber que no encajan en su entorno por sus peculiaridades. Son dos almas que se encuentran y se comprenden mutuamente. Jared le aporta a ella el orden, la disciplina y la tranquilidad que había perdido cuando llegaron sus sobrinos. Olympia lo conoce y lo entiende como nadie; le demuestra que no es el hombre frío y desapasionado que todos creían, dentro de él también arde el fuego de los Flamcrest.

Por norma general, en las novelas que he leído hasta ahora de la Sra. Quick, son las mujeres las que dirigen la historia, son las que hacen que sus amados bailen al son que ellas tocan. Sin embargo, en el caso de “Engaño”, es Jared quien hace que Olympia siga los pasos que él va marcando y ella se deja llevar gustosa. Su pirata le ofrece el equilibrio que necesitaba, el apoyo y la libertad que no tenía para realizar sus investigaciones; la pasión, el compañerismo y el amor que la convierten de verdad en una “mujer de mundo”.

 
Por otro lado, me gustaría destacar positivamente el hecho de que en esta novela se trata (aunque superficialmente) el tema del lesbianismo; y lo hace de una manera tan natural que no puedo más que desear que en la sociedad actual se tratasen estos temas con igual llaneza.

Como siempre, Amanda Quick me ha proporcionado unos ratos muy agradables. “Engaño” es una novela sin grandes pretensiones, pero entretenida y divertida. En mi opinión, es un libro totalmente recomendable.

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